jueves, 21 de agosto de 2025

Adiós a mi peluda

Este va a ser uno de los post más personales que me voy a atrever a escribir. Sabéis que normalmente aquí escribo lo que siento o pienso, en modo de reflexión, a veces más acertada, a veces más equivocada.
Pues en este caso, me gustaría hablar de una tema del que no nos preparan, cómo decir adiós a una mascota que ha sido tu familia aunque sea de otra especie. 
Os pongo un poco en contexto, retrocediendo 16 años atrás. Yo siempre he estado con perros, o en mi casa o en casa de mis abuelos, y cuando se separaron mis padres, nos mudamos de casa y mis perros no se podían venir con nosotros. Lo intentamos, pero ellos estaban acostumbrados a mi antigua casa, con su patio, y en mi nuevo piso no estaban cómodos, aparte de que uno de ellos murió al poco de separarse mis padres. 
Por ello, yo me puse pesadisima con, quiero un perro, quiero un perro. Para mi, era rehacer de nuevo mi vida, ya me había mudado de casa, estaba conviviendo con la pareja de mi madre, mi hermana se había independizado, etc. 
La pareja de mi madre en el fondo también quería un perro, a la que no le hacia gracia era a mi madre, pero un día de febrero de 2009 acepto la llegada de la que ha sido mi gorda hasta hace dos días. 
Siempre me ha dicho que la escogió porque la vio tontita, no dejándole sus hermanos comer. Aparte ella nació con una pequeña malformación que todo el mundo me preguntaba, nació sin rabo, no sin rabo del todo, tenia un poco. Por eso, mucha gente me llego a preguntar si le habíamos cortado el rabo, y no, no lo habíamos hecho ni nunca lo haríamos con ningun animal a no ser que fuera por cuestiones de salud. 
Fue "mi regalo de cumpleaños", entiéndase porque vino para mi cumpleaños y porque su cumple era el 30 y el mio el 31 de enero, nunca la he visto como una pertenencia o un objeto, y al principio era mi mano de pequeña, me la llevaba a la calle y se me quedaba durmiendo en brazos, aparte de que no quería salir, cosa que creo que le pasa a todos los cachorros y que luego se transforma al revés. 
Una anécdota es que yo, por esas épocas, tenía unas zapatillas de estar por casa de felpa, y ella me las cogía por la noche, las llevaba a la habitación de mis padres y se ponía encima de ellas, nunca las mordió, no les hacia nada, solo que cuando me levantaba tenía que ir a buscarlas. 
Lo que si me hacia cuando yo me iba, y como buena desastre que era dejaba los boligrafos, lapices, tanto de escribir como de maquillaje encima del escritorio o de la cómoda, era cogermelos y destrozarlos. Pero no todos, cogía el que habia usado, el que tenia mi olor, si eran nuevos y apenas los había tocado, no les hacia ni caso. 
También cuando veía que estaba maquillándome, se ponía en la puerta de mi habitación llorandome, como si me quisiera decir, llevame contigo, no te vayas. 
De normal, era una perra muy bueno, solo que tenia mucho apego y necesitaba estar con alguien siempre, por eso cuando la sacaba y la soltaba para que corriera, siempre en zonas donde sabia que la podía vigilar y que no habían peligros, se tiraba un rato al lado mio, teniendo que insistirle: "Nuca, no me voy a ir, corre un rato, que voy a estar aquí, tranquila". He de reconocer que ese miedo a veces lo utilizaba a mi favor, gritándole, me voy, te dejo aquí, cuando estaba tan activa y no me hacia caso, teniéndola a mis pies a los cinco minutos. 
Ella era algo más que mi mascota, me acompaña en momentos que estuvimos solas por desgracias de la vida, dormia conmigo, me saludaba con alegría cuando llegaba a casa, me ladraba nada más olerme en la esquina de mi calle, ... 
También, me encanta verla en mi cama mirando por mi ventana, que no veía mucho, dos tejados y la pared del edificio de en frente, pero le gustaba hacerlo, al igual que a mi. 
Estuvo en todo lo que pudo estar, animandome a su forma, queriendome como si no hubiera una mañana y cuidandome. En una ocasión estábamos en la cama y yo no me queria despertar, por mas que mi madre estuvo zarandeandome y destapandome para que me levantara de una vez, y ella llego y "mordió" a mi madre para que me dejara en paz, no fue un mordisco fuerte ni nada, solo marcando un poco los dientes, nunca ha hecho daño a nadie. 
Los últimos años ya no tenia tanta energía, se estaba haciendo mayor y ya sabemos lo que tiene la edad. Ya no podía subir a la cama ni al sofá, había perdido parte de la vista y el oído, le costaba un poco andar, yendo cada vez a peor. 
Mi madre sabia que no iba a durar mucho mas, por eso me escribió diciéndome que viniera a verla, que yo pensaba venir a ver a mi padres una semana de todas formas, pero sentí la urgencia de venir. Ya no era ella, era un esqueleto que estaba entre la vida y la muerte y así ha pasado, se espero a que viniera yo, estuvo unos días y se durmió para siempre. Lo que siempre me marcara es que se fue a la otra vida, si existe, al lado mio cuando yo estaba durmiendo, siendo yo la última que estuvo a su lado.
El shock fue fuerte, fui al aseo, volví y me fije en que ya no respiraba, la llame, la zarandee un poco pero ya era tarde, ya no estaba, ya se había ido a descansar. 
Lo peor es que nadie nos prepara para eso, nadie nos prepara para separarnos definitivamente de estas bolitas de pelo que estan en nuestras vidas durante una etapa de ellas, que nos dan tanto a cambio de tan poco, y que nos quieren más que a si mismos. Por mucho que me he ido haciendo a la idea, no estamos preparados para ello, y aquí estoy, llorando a momentos, apática a otros, sin tener ganas de nada, asimilando que ya no está, y con una angustia y un vacío en el pecho que no se cuando se irá. 
Quiza es que soy demasiado sensible, que no estoy hecha para aceptar los duelos o que solo es cuestión de tiempo, murió hace dos días solo, pero ya nada volvera a ser igual, y se que la seguiré viendo en cada rincón de la casa, con ganas de que aparezca, aunque sé que no lo hará. 
Y si existe otra vida, mi pequeña, no sufras, ahora estoy triste porque te extraño, pero ante todo quiero que sepas que tu tata te quiere con cada fibra de tu ser, y que podran venir más animales a mi vida, pero nunca serán tú ni te sustituirán, porque lo que tu me has dado en estos 16 años, no lo podré olvidar ni en mil años. Has sido más que mi mascota, has sido mi peluche viviente, mi compañera en malos y buenos momentos, una fuente de amor que no se agotaba mucho, y me has enseñado mucho, por lo que siempre te llevare en mi corazón. 
No te preocupes que el dolor se irá, dejando solo la nostalgia y el profundo amor que te tengo, solo que aun es pronto y no me hago a la idea de que no estas, y de que no vas a estar más. 
Te amo, y siempre lo haré. 

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