Artemisa
Aparte de ser una de mis diosas favoritas, es, posiblemente, una de las divinidades más antiguas del panteón griego y una de las más veneradas en todo el Mediterráneo. Artemisa es una diosa con dos facetas. Una es la de no tolerar el contacto con los hombres, por lo que su culto se restringe solo a las mujeres y castigando la presencia de los hombres. La otra, ser una diosa salvaje y agreste, protectora de la caza, las bestias y todos las zonas no alteradas por el hombre. Por eso, en multitud de ocasiones, su culto se realiza a las afueras de las ciudades. Se figuraba como una doncella virgen, vestida con ropas cómodas para ir por los campos, armada de un arco y flechas y acompañada por diversos animales como ciervos o lobos.
Artemisa era hija de Zeus y Leto y hermana melliza de Apolo. Hera descubrió la infidelidad de su esposo y amenazó sobre descargar su ira donde Leto donde Leto diera a luz, como explicamos en el post de Hera. La joven, por ello, inició un largo peregrinaje, rechazada de todas partes por miedo a la cólera de Hera. De esta forma, Leto llegó a la isla de Delos, una isla que cambiaba de posición en el mar y la cual podría escapar de la venganza de los dioses. Allí dió a luz a los dos mellizos. Agradecido por haber acogido el nacimiento de los dos dioses, Zeus puso fin al peregrinar de Delos, la fijo en el océano y la protegió de la diosa Hera. Más tarde, la isla fue consagrada al culto del dios Apolo, del que hablaremos en el próximo post de mitología.
Los mitos que narran la infancia de Artemisa son muy escasos y tardíos, de época helenística o romana. Según estos autores, la pequeña Artemisa le pidió a su padre que le concediera el permanecer virgen y poder vivir en los bosques para dedicarse a la caza junto a un grupo de compañeras que formarían parte de su séquito. Después de cumplirse sus peticiones, la diosa solicito a Hefesto que le creará un arco y unas flechas para realizar su actividad cazadora. Por último, el dios Pan le entregó una jauría de lobos para que la acompañarán en sus monterías.
Uno de los mitos que la tiene como protagonista es la que cuenta que Niobe, reina de Tebas, se rió de Leto y se creyó superior por haber parido y criado a catorce hijos mientras que la diosa solo a dos. Como castigo, Leto pidió a sus hijos que acabarán con la vida de los hijos e hijas de Niobe, encargo que se realizó de inmediato con la muerte de los catorce jóvenes bajo las flechas de los dos mellizos. Loca de dolor, Niobe buscó refugio en Asia, donde lloró desconsoladamente hasta convertirse en piedra y sus lágrimas formaron las fuentes del río Aqueloo.
Otro mito fue uno en que la diosa se encontraba bañándose en un estanque junto a sus compañeras y el príncipe Acteon las descubrió por accidente. Aunque las acompañantes de la diosa se apresuraron a taparla, el príncipe ya había mancillado con su mirada el pudor de la virginal divinidad. Enfurecida, lo convirtió en un ciervo y, en cuanto se completó su metamorfosis, incitó a sus sabuesos contra él. Los perros despedazaron al príncipe sin darse cuenta que estaban matando a su propio dueño.
El tercer mito es el de Calostro, una joven noble, hija del rey de la Arcadia, que había decidido consagrar su vida a Artemisa y formar parte de su cortejo. Para ello, debía permanecer virgen pero Zeus se encaprichó de la joven y, engañandola con la forma de Artemisa, la violó y la dejó embarazada. Calisto trato de ocultar su estado porque sabía que Artemisa no consentiría que permaneciera en su séquito una mujer no virgen. En una ocasión en que la diosa y sus compañeras estaban bañándose en un estanque, está descubrió el embarazo de la joven. Como castigo a esto, la transformó en una osa.
En el ciclo troyano, Artemisa jugó un papel secundario en comparación con otras divinidades. Siempre actuó a favor de los troyanos, seguramente por la fidelidad que le tenía a su hermano Apolo. Artemisa fue la responsable de que se detuvieran los vientos, inmovilizando la flota de los griegos en Aulide. Este castigo se debió a que Agamenon había matado a una cierva en un bosque consagrado a Artemisa. Los adivinos de Agamenon le dijeron que un sacrificio humano calmaría la cólera de la diosa y lograría que los liberará. El rey accedió a esto y sacrificó a su hija pequeña Ifigenia. En cuando la joven exhaló su último aliento, los vientos hincharon de nuevo las naves griegas.
En la lucha de los dioses narrada por Homero en la Ilíada llamada Teomaquia, Artemisa se enfrentó a su madrastra Hera, un combate bastante importante por ser esta divinidad la causante de los dolores de Leto antes del parto. Hera consiguió doblegarla al golpearla con su propia aljaba y Artemisa corrió a buscar consuelo en brazos de su padre.
Y hasta aquí el post mitológico del mes, espero que les guste y ya sabes, nos vemos en el próximo post mis amores.
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