Amor
Hablemos de amor, ese sentimiento que nos venden a diario las películas, series o libros. Ese sentimiento que parece imposible evitar, tengas la edad que tengas. Hay veces que duele, que se cala en los huesos y es difícil dejarlo ir, aferrándote a él cuando el es como el aire, libre. No conozco a nadie que haya podido retener sus sentimientos y menos al amor, como cambian las cosas cuando llega a nuestras vidas. Si el vuestro es correspondido, felicidades, pero creo que este post es más para los que seguimos solos, aquellos a los que Cupido no nos quiere. Aquellos que sufren cada día por un sentimiento que debería de ser puro, bonito y especial, que dilemas de la vida. Yo soy de ese grupo, en el que el amor ha dejado huella y no para bien. No he conocido todavía a mi media naranja y a veces pienso que no hay ninguna para mi, sintiéndome sola de vez en cuando y frustrada. Pensando, ¿por qué yo no? ¿Por qué no puedo amar y ser correspondida? ¿Tan complicado es? Que me queda tiempo, hace nada salí de la adolescencia pero, a veces es tan fuerte ese sentimiento de no poder tocar el amor, ese miedo de poder sufrir de nuevo por ello. Sintiéndome inútil y enfadandome conmigo misma por esa sensación, despertando a mis demonios que nunca duermen. Con ganas de llorar, de gritar, de cabrearme con el mundo. Pero no, no me lo permito, solo por no sentirme más débil de lo que soy porque si, soy débil, tengo carencias y fantasmas que no se quieren ir, que no me dejan avanzar a veces. Historias que no puedo quitar de mi cabeza, donde he sufrido y he sido la mayor perjudicada. Eso no significa que no siga esperando, supongo que la resignación no es lo mio. Me meteré en mil charcos antes de rendirme definitivamente pero estoy cansada, cansada de ser la que sufre, la que da y no recibe nada. Cansada de la vida, cansada de no entenderme y no poder hacer nada para estar mejor, para conseguir un motivo por el cual sonreír. La vida me dará con el tiempo las respuestas pero, estoy cansada de esperar. Mi vida es un túnel en el que cada vez que parece que veo la luz, hacen un tramo más castigandome lentamente. Lo malo es que yo soy la que me castiga, autocompadeciendome y enfadandome por ello. El tiempo me quitará todo lo que siento pero, ¿de momento que? ¿Qué rumbo tomo? Darme dos días y estaré mejor, me lo debo, mientras tanto me desahogo en un blog porque no se hacerlo de otra forma, nada más que con palabras escritas.